La
apitoxina es un potente analgésico y antiinflamatorio
Futbolistas tratan sus lesiones con crema de veneno de abeja
Lunes 11 de febrero de 2002
Luciana Lechuga
Además de
la apitoxina, Jorge Contador produce lociones para el
acné y el cabello, cremas antiarrugas, quitamanchas y
propoleos con derivados de las abejas.
El ex kinesiólogo de la Selección
fue el primero en utilizar el producto en Chile y cuenta que
Clarence Acuña lo manda pedir desde Inglaterra.
Suena raro, pero uno de
los principales aliados de los jugadores de la Selección chilena
durante el Mundial de Fútbol de Francia 1998, fue el veneno de
abejas, también llamado apitoxina. Contusiones, esguinces y contracturas
provocadas en los rudos encuentros deportivos se aliviaban notoriamente
en poco rato, según contó el ex kinesiólogo de "La roja", Fernando
Zamorano, el primero que usó el producto en Chile.
La apitoxina (del latín apis: abeja y toxikon: veneno) se produce
en el abdomen de las abejas obreras, tiene propiedades antiinflamatorias,
analgésicas y es un estimulante de la circulación sanguínea.
Su éxito entre los futbolistas es tal que Clarence Acuña lo manda
a pedir desde Inglaterra (donde juega por el Newcastle). Iván
Zamorano lo llevó en su maleta a México, Moisés Villarroel es
un asiduo y Ronald Fuentes lo usa para aliviar los dolores que
le produce la artrosis de su rodilla derecha.
"Los últimos años Ronald Fuentes jugó a punta de apitoxina", bromeó
Fernando Zamorano.
La apitoxina actúa como anestesia local y estimula las glándulas
suprarrenales, encargadas de la producción de cortisona, la que
tiene propiedades antirreumáticas. En Chile es producida por la
empresa Apitel.
"Para los problemas inflamatorios es muy buena, es espectacular.
Yo lo uso mucho con gente operada del ligamento cruzado de rodilla,
porque después de la operación quedan muchos hematomas. Para disminuir
el edema hacemos masaje con crema, y se produce un tremendo avance
en los plazos (de recuperación). En cuanto al dolor es muy analgésica",
precisó Zamorano.
Hobby productivo
Jorge Contador no es apicultor, pero es quien dirige la empresa
Apitel, que produce la apitoxina. Trabaja en la conocida agencia
publicitaria BBDO y sus ratos libres los dedica a las abejas,
la elaboración de la apitoxina y otros productos similares. El
hobby pronto comenzó a crecer y hoy comercializa la crema en las
Farmacias Ahumada."Las nanas decían que cuando tenían artritis
ponían las manos dentro de la colmena para que la picaran. A raíz
de eso surgió la idea de hacer esta crema, con una concentración
de dosis alta que simulara las picadas, pero sin el riesgo de
provocar un shock anafiláctico y sin dolor", explicó.
"Cosechar el veneno es muy complicado. Empecé haciéndolo una a
una, pero era una locura. Yo lo saco de una manera que no se mueran,
porque cuando la abeja pierde la lanceta se muere", indicó. Eso
lo logra haciéndolas picar una superficie especial y luego elimina
las macromoléculas que producen dolor y alergia.